creciendo en círculos,
sube
y baja,
sube
y baja.
Denso, blando, rojo,
abriéndose en esferas que despegan,
que sueltan lastre incandescente,
maleable, adaptado a su único espacio.
Transita lentamente
en un interminable recorrido
que no empieza ni acaba
sólo sube
y baja,
sube
y baja.
Sube,
y el ascenso es superación,
ansias de estirar su naturaleza
el anhelo de ir más allá.
Baja,
y desciende derrotado,
aunque reconfortado en el asiento
de caer mullido.
Sube
y baja.
Sólo sube
y luego baja.
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