y todo tu cuerpo era un abrazo para el mío.
El calor de tu sueño era mi mundo
y mi mayor riqueza tu respiración.
Abarcaba tu vida con una sola mano
y la paz desbordaba nuestra estancia
cuándo tú dormías.
Porque una vez fuiste pequeña
yo fui capaz de hacerme grande,
y todo lo que hasta entonces había sido inmenso
se transformó en insustancial.
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