sábado, 5 de octubre de 2019

* VOY A HACERME PSICÓPATA





¡Voy a hacerme psicópata! Ya lo tengo decidido.

Ya está bien de razonar las cosas, de dejarlas pasar sopesando pros y contras, o hacer sólo lo políticamente correcto. Estoy aburrida de tanto ponerme en el lugar de los demás. Tanto empatizar no conduce a ningún sitio. Asesinar no. No creo que de verdad quiera llegar a tanto. Igual alguna paliza a alguien no la descarto. Pero solo en un caso de necesidad extrema. Y por supuesto se acabó lo de serle fiel a Miguel. Quiero ir conociendo más de cerca a todos esos cachas del gimnasio. 


Lo bueno, es que tampoco tengo que cambiar mucho de actitud. Puedo seguir manteniendo mi distinguida educación y saber estar, que una cosa no quita la otra. Que como bien dice mi madre, la buena educación te abre cualquier puerta.
Ya me cansé de estar pendiente de lo que necesitan otros. Voy a dedicarme un poco de tiempo a mí misma. Bueno, un poco no, todo el que pueda. Y vivir la vida, que para eso está. Si acaso, lo único que me preocupa es que me gustaría organizarme de alguna manera. Porque se me ha ocurrido tan así de repente que no sé muy bien por dónde empezar. Y ha sido todo a raíz del tipo de la parada del autobús. ¡Si es que yo no sé cómo hay gente tan impresentable en el mundo! Igual ese es de los que se merecía una buena manta de palos. ¿Pues no va el gilipollas y se lía a discutir con el conductor porque no quiere darle cambio de un billete de 50 € ? Más de media hora allí retenida en la parada porque se han enzarzado en una discusión que ha hecho que tuviera que venir la policía y todo. En ese momento yo ya tendría que haber intervenido, pero claro, no había tomado todavía esta decisión. Y hasta que tenga mi personalidad psicópata bien conformada, tampoco es plan de hacer las cosas a lo loco. Estoy muy emocionada con este nuevo cambio en mí. Y creo que para empezar me haré un cuadrante para tener claro los objetivos diarios y lo que ello pueda suponerme de trabajo. ¡A ver si al final voy a tener que esforzarme más que siendo una rutinaria anónima del montón! Igual empiezo por la señora del quiosco. Lo voy a apuntar para que no se me olvide y el lunes sin falta comienzo por ahí. Estoy hasta las narices de tener que darle los buenos días todas las mañanas y escucharle siempre las mismas sandeces que cuenta. Que si su marido no la ha dejado dormir con tanto ronquido, que si el juerguista de su hijo no va a convertirse nunca en un hombre de provecho, y que a ver qué va a hacer ella entonces con el negocio. Y por dejarla que se desahogue le hago caso, e incluso le voy preguntando y le doy carrete. Como ya me sé lo que va a venir a continuación…Pero eso se va a acabar. Pienso pedirle mi periódico y ya. Y ay como me deje sin suplemento otra vez, como el domingo pasado. Se lo he estado consintiendo porque está mayor y se le olvida muy a menudo, pero ¡ni una más! ¡Que además si no, no voy a terminarme nunca la cartilla para conseguir la tablet!
 El martes me voy a dedicar al área del trabajo. ¿Por qué tengo que seguir haciendo todo lo que dice la odiosa secretaria de mi jefe, si no tiene ni idea de nada? Ya no tendré que soportar más sus charlas sobre las maravillas de sus habilidades sociales, ni tampoco pienso esperar a que me de permiso para entrar a hablar con él. Es más, me lo voy a tirar. Ya va siendo hora. Al fin y al cabo no deja de coquetear conmigo desde que entré y a la mínima ocasión está sobándome el culo. Y está bueno claro, tengo que reconocerlo, porque si no me daría igual. Así que no tiene sentido seguir haciéndome la dura sólo porque tenga novio. Si he decidido que la vida es para disfrutarla esto no sólo debería contar, sino que preveo que va a ser la mejor parte. Y además pienso hacerlo sobre la mesa del despacho, como en las películas. Lo mismo puedo decirle a  su secretaria que no deje que nadie nos interrumpa y que no nos pasen llamadas. Yo creo que va a estar bien esto de hacerse psicópata…
El miércoles seguiré hostigando a los compañeros de la empresa. Hay varias cositas que tengo que dejar claras con más de uno. Sobre todo con el absurdo jefe de personal. Aunque a ese voy a prepararle alguna encerrona de las chungas para que le caiga un buen marrón. ¡Mira que negarme las vacaciones de navidad sólo porque él no cree que sean unas fiestas entrañables! ¿Quien se habrá creído que es? ¡Si es la mejor época del año! La única en la que todo el mundo pone de su parte para llevarse mejor con los demás. Y nunca le he querido rebatir nada porque me mira con esos ojos enrojecidos y saltones y me grita de una manera que me deja sin argumentos. Sin argumentos y muerta de miedo, también es cierto. Tendré que pensar algo muy enrevesado y malvado, para que puedan decir que he sido una psicópata muy inteligente. Eso siempre da un nivel que yo quiero tener. Si luego nadie va a acordarse de mis malos actos, no tiene ninguna gracia tanta elaboración.
El jueves… ¡el jueves me ensañaré con mi hermano! Ahí puedo lucirme más. Conozco toda su vida, sus virtudes y sus defectos y eso es muy importante para hacer algo con clase. Sobre todo mucho daño. Podría malmeterle a mi cuñada contándole que anda liado con su compañera de trabajo. Eso siempre se lo cree una mujer, al menos crea dudas. Y las dudas son lo peor, junto con la imaginación desbordada.
Para el viernes voy a dejar a las amigas del colegio. Esas interminables reuniones para merendar hablando y hablando, sin nada interesante que contar nunca. Qué pesadas siempre hablando de lo mismo: de los hijos, que son regalos divinos; de los maridos que nunca las ayudan en casa y no hacen más que darles insatisfacciones…¿por qué no los matan? Igual más de uno ya está muerto en vida sólo de escuchar las interminables retahílas de sus mujeres. Por cierto, que ahí tengo otro filón de hombres a los que echarme a la cama. Pocos, la verdad sea dicha, pero si hay que hacer de tripas corazón, se hará. La promiscuidad es una característica indispensable de todo buen enfermo psicológico. ¡Todo sea por la causa!
 El sábado lo dejaré a la improvisación. Aunque sea psicópata tampoco puedo tenerlo todo tan milimetrado. Eso es muy aburrido. Y no me voy a meter en este lío para estar más aburrida que antes. Además tengo que ir viendo cómo se me da esto. Porque a mi me parece que puedo ser la mejor, pero igual me pasó cuando me presenté al concurso de ciencias del instituto y al final me descalificaron por no llevar los materiales que habían pedido. ¿Es que no entiendo por qué era tan importante ajustarse a las bases? ¡Lo importante debería haber sido la creatividad! ¡Es que me pone enferma tanta rigidez! Por eso es que quiero cambiar. No soporto tantas normas y tantos convencionalismos.
Y el domingo digo yo que tendré que descansar, ¿no? Tampoco es cuestión de estar todos los días acosando al personal. ¡Esto va a ser agotador si no! Me estoy empezando a poner histérica nada más de pensarlo. ¡La primera semana y tengo todo el cuadrante lleno! No me parece que esto vaya a ser tan divertido como yo me pensaba.  El “docu-reality” de anoche no incidía tanto en la cantidad de energía que hace falta para ser psicópata. No sé. Ahora no lo tengo ya tan claro. Mejor me lo voy a pensar más despacito mientras me ducho, a ver si me compensa. 
He quedado a las seis con las amigas para tomar café y encima como llegue tarde me tocará poner excusas y llevarme la bronca. 
¡¡Y para colmo Miguel, me ha dejado otra vez toda la cocina sin recoger!!


FIN




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