Mejor mirar la
luna con la luz del día,
verla apenas
brillar en el azul
desgastada en
reflejar, sin éxito,
un sol que la
ignora
pero admirarla
igualmente con fervor.
Mejor sentir
la música cuando retumba,
palpitar con sus
latidos vibrantes
en la lejanía
de instrumentos
que resuenan y
se desvanecen
pero oírla
igualmente con devoción.
Mejor vivir el
amor en otras pieles,
ilusionarse
con los tiernos versos del poeta,
desfallecer en
el atormentado desengaño juvenil,
sin entrega ni
sufrimiento,
pero querer
igualmente con pasión.
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