Me senté mirando al mar
buscando las respuestas
y solo acudieron más preguntas.
Subí la montaña
para que el aire fresco resolviera mis dudas
pero me surgieron muchas más.
Grité al infinito
los porqués de mis ansias
y el eco me devolvió mis interrogantes.
Esperé la magia del universo
escuchando las voces de las estrellas
y nada resultó mágico.
Hasta que cerré los ojos,
me entregué al silencio,
respiré despacio
y la vida se abrió ante mi...
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