cada
cosa en su lugar
hasta
que cae la noche
y te
obliga con empeño a expiar.
Te
adentras sin quererlo
y
encuentras todo lo pasado
una
suerte de recuerdos
que tú
no habías llamado.
Se
diluyen al nacer el día,
desaparecen
como si nada,
pero
alguno permanecerá
y te forzará
a la encrucijada.
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