Retrasaremos
el despertar de la primavera,
la
apertura de los capullos y brotes,
la eclosión de los tiernos huevos.
Veremos
marcharse al cálido verano,
a las
olas ir y venir sin inundarnos,
pero apartaremos
del sol nuestros cabellos.
Dejaremos
pasar el otoño con su viento
pisando
las oscuras hojas del suelo,
evitando
que la lluvia nos empape.
Y el
invierno nos descubrirá escondidos,
esperando
que la vida siga sin rozarnos,
con
miedo a atraparla o perseguirla.
Sin
disfrutar.
Sin
sufrir.
A
resguardo de sus azotes y vaivenes,
detenidos
en la inercia y el vicio,
abrigados
en un futuro incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Cuéntame qué te ha parecido!