domingo, 28 de julio de 2019

* "El reencuentro" - (Parte II) - RELATO ERÓTICO

       

       
 Vamos a vernos dentro de muy poco. Un par de horas si acaso. Y han pasado tantos años....
         Estoy seguro de que ella estará encantada con la convocatoria de un sarao de esta índole. Siempre fue muy extrovertida, muy fiestera. Siempre en el ajo de todas las organizaciones y en el meollo de las grandes celebraciones. Lo mismo ha cambiado, ha madurado, ha sentado un poco la cabeza y se ha vuelto seria. En el fondo espero que no. Era su seña de identidad: siempre divertida y siempre sonriendo. Y era tan guapa, tan exuberante... Aunque puede que haya engordado tanto que no la reconozca. Al fin y al cabo todos hemos cambiado mucho físicamente.


         De todos modos no sé por qué le estoy dando tantas vueltas. Ha pasado demasiado tiempo y han pasado muchas cosas desde nuestro primer acercamiento. Mi vida ahora está completa y en orden después de muchos años intentando olvidarla. En un primer momento pensé no asistir, pero enseguida me convencieron y me pareció un evento especial, simpático. Sin embargo, desde que me dijeron que ella estaría en la cena, todo mi mundo se ha revolucionado. Es pensar en ella y el rencor que aún supura mi corazón, baja por el estómago hasta que llega a la entrepierna, donde se transforma en una pasión todavía difícil de contener. Seguramente porque recuerdo su boca. Esa boca de labios gruesos y jugosos que sacaban mi lado salvaje cada vez que se acercaba.  
         No sé qué me sucede hoy pero no consigo encontrar una buena camisa para este pantalón nuevo. Quiero darle buena impresión, resultarle atractivo si cabe. Aunque creo que a ella lo único que llegó a interesarle verdaderamente de mí fueron mis manos, como meros instrumentos para su placer.
         Me he repetido muchas veces que yo nunca le interesé de verdad. Que más que un pasatiempo, para ella sólo fui un tropiezo. Así que dudo que esta noche ella vaya a mostrar algún sentimiento diferente, pero me gustaría poder tocarla de nuevo. Sólo una vez más. Su simple recuerdo consigue alterarme tanto que estoy empezando a sudar y los intensos latidos del corazón van a romperme el pecho. Había quedado con un amigo pero se me ha hecho tarde. Me esperará directamente allí.

         Ahí esta ella. La he visto nada más acceder a la terraza interior de este local que no conocía. Sigue igual. Si acaso el pelo más largo, más oscuro y aún más guapa. Sonriente tal y como la recordaba de los buenos tiempos, rodeada de amigas y con el vaso en la boca. La misma boca que tanto he deseado besar desde que supe que vendría. Pero no voy a lanzarme sobre ella como si estuviera desesperado. Antes saludaré a otros.
         Me ha costado dominar el cuerpo pero he sido capaz de darle dos sencillos besos como a las demás, aunque no haya podido evitar agarrar a la vez y con fuerza sus brazos desnudos. Y al mirarla, todos mis sentimientos negativos se han esfumado. Incluso, juraría que su cuerpo se ha estremecido.

         Es extraño cómo una antigua fijación que reaparece de imprevisto puede revolucionar tu cuerpo de tal manera que el odio que había albergado tiempo atrás contra ella transmute de repente y por completo en ansias de amarla.

         Todo lo que nos sirvieron tenía muy buena pinta y según decían, estaba exquisito, aunque yo estuve más pendiente a ella, sentada al otro lado de la mesa, que a la comida. Además sé que ella lo estaba también de mí. Porque yo, que casi no apartaba mis ojos de su pelo, de su escote, de sus palabras, pude disfrutar viendo cómo disimulaba para insistentemente volver su cara hacia mí.  Y entonces, en esos segundos, en los que no podía dejar de mirarla, sentía crecer en ella un inesperado interés, y en mí una repentina erección.
         La cena discurrió entre conversaciones que apenas atendí, pero me dio igual. No sé en qué momento, después de varias copas, se acercó decidida a mí. Para hablar, me dijo. Pero intuí lo que había venido a buscar y ni quise dejar escapar la ocasión, ni dejar hueco al rechazo. La cogí de la cintura y, casi a rastras, la arrinconé contra la pared más oscura del bar. Fue un beso electrizante. Un beso como aquel primero. El beso con el que había soñado y con el que ella me daba su permiso para ir mucho más allá. Loco de deseo la encerré en los baños y empecé a recorrer su cuerpo con las manos en un fanático intento de recuperar caricias olvidadas. Ofuscado por su olor y su lengua quería comérmela con la avidez y la rabia del preso en ayunas al que alimentan por primera vez. Su gozo ardiente y violento, y sus palabras pidiendo más fueron música en mis oídos y la orden febril para abrirme paso entre sus muslos y avanzar impetuoso por su interior. Nunca antes había tenido sexo en un sitio público. Nunca después he vuelto a tener un sexo así.
Esta mañana al abrir los ojos, seguía allí: a mi lado, hermosa y desnuda. La noche de pasión vivida entre sábanas y recuerdos, aún mejor que en mis más húmedos sueños tras nuestra ruptura, ha dado paso al día. Como despedida la he vuelto a besar, he acariciado su piel de norte a sur, y la he poseído de nuevo con avaricia…

         Oí comentar que organizarían otra fiesta, pero ya no iré. Mi escaso interés ha desaparecido del todo. No quiero enredar mi vida estable y organizada en la ardiente trampa de una bella bestia fría, peligrosa y calculadora.
No obstante, espero que el destino provoque, no a muy largo plazo, otro reencuentro fortuito pero ya entonces no necesitaremos una cena para recordar los buenos tiempos.

FIN

2 comentarios:

  1. Apasionado reencuentro entre dos personas ,relatado desde los sentimientos de cada uno de ellos. Me encanta esta idea.

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