El mar reposa en calma
hasta que impones tus manos
y obligas a la borrasca
a revolver todo el fondo,
a levantar grandes olas,
a invadir la estrecha orilla,
a llevarse la fina arena,
a trastocar la playa sin razón.
El monte descansa en paz
hasta que impones tus manos
y exiges a la tormenta
que extienda su negro manto,
que cubra los verdes prados,
que anegue el angosto sendero,
que agite fuerte los árboles,
que remueva el campo sin razón.
El corazón dormita tranquilo
hasta que impones tus manos
y demandas al sinsentido
revolver las quietas entrañas,
aguijonear lo profundo dormido,
ahondar en maltrechas heridas,
hostigar dejados recuerdos,
y atormentar la vida sin razón.
Crees que las cosas suceden sin razón, pero no es así, las cosas suceden por algo, no por casualidad, y aunque no veamos la explicación no significa que no la tenga. Somos seres con limitaciones, y no siempre podemos ver todo, ni saber el motivo de por qué sucede todo. Quizá con el tiempo, la sabiduría, la experiencia apenas podemos lograr a explicarnos cosas, acontecimientos, situaciones, etc., pero nuestra vida es efímera en este mundo hasta que morimos. Por eso, aunque no encontremos la razón de por qué suceden algunas cosas, tenemos que afrontar la vida como nos venga, y procurar llevarla lo mejor posible. De todas formas, quiero que sepas que tienes mi apoyo, y aquí me tienes. Un abrazo, y te felicito por tu blog.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y tu apoyo. La sinrazón siempre oculta motivos de fondo, lo sé. Saludos.
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