Estira los
brazos en la burbuja
sin tocar las
paredes de jabón
y vive con
fuerzas.
Respira ese
aire viciado
que te llena
los pulmones de ilusión;
recorre todo
su reducido espacio
aunque nunca
alcances sus rincones;
construye esos
sueños de arena
que terminarán
perforando el suelo;
y deja que el
viento sople
y te lleve
donde él quiera.
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