Temblando
hasta
que el arrullo de tu voz cubra mi piel.
El
cuerpo se esconde de la vida diaria
y
repliega su necesidad de sentir,
para
acumular las ganas,
para
evitar la fuga del calor que te aguarda.
Estoy
esperando tus manos.
Imaginando
los rincones que encontrarán tus dedos al invadirme
mientras
los míos silencian gemidos
que
brotan de las ansias
y amordazan
una boca inundada de pasión.
Esperaré
tus manos
rebelándome
contra todo lo que quiera hacerme despertar,
negándome
a cualquier placer que no seas tú;
y así
cuando lleguen
liberaré
cada vello para que se mueva a tu antojo,
cada
poro para que lo llenes con tus deseos,
cada
pliegue para que sea el suelo que recorras.
Por
todo eso
seguiré
esperando tus manos.
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