Yo
quisiera derretir el polo
con
el fuego de los volcanes,
deshacer
cada trozo de hielo
con
una marea de lava,
provocando
la erupción más inmensa,
las
piedras más incandescentes,
las
cenizas más humeantes
y
así, hacer los icebergs menos fríos,
templar
el agua de los mares
y
encender la nieve en las montañas.
Pero
no encuentro donde encerrar los glaciares
porque
siempre se cuelan por rendijas,
y
no consigo suficiente calor para evaporarlos.
Todo
sigue de un blanco brillante y osado
que
no se deja sonrojar por la naturaleza.
El
corazón de la Tierra se rebela desenfrenado
con
calderas en ebullición,
respirando
géiseres,
escupiendo
llamas,
...y
nadie puede limpiar la escarcha...
...y
los polos clavan estalactitas de indiferencia
estalagmitas de orgullo
en
lo más recóndito del mundo rojo...
Hasta
que un día el invierno llegue irreversible
y
el hombre se enfríe,
y
llore lágrimas de cristal
sintiendo
cómo se le quiebra el alma helada.
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