domingo, 2 de agosto de 2020

* Quiera el mar




¡Quiera el mar tornarse rojo al reflejar la pasión, así como es azul en la quietud. Tenga a bien ser receptor de mi encendida adoración por tu persona y tiña sus olas con el febril deseo que me consume. Pues, al final, será la tumba que acoja este maltrecho amor, ahora sangrante y bermellón. Guarde su espuma mi sufrimiento y lo enarbole como muestra de lo que una vez lució dorado y centelleante. Estos días se irán al fondo de un inmenso océano lastrados con tu recuerdo triste y añil!
¡Quiera el mar tragarse mi alma y la venerada imagen que de nuestra pasada dicha aún mantengo. Que salpique dulcemente este cuerpo al que abrasa la amargura de tu repentino desdén y anhele poseerlo para siempre, como una prenda más amada alguna vez por ti. Hoy que vengo a hundirme en su profunda comprensión que pinte con el ocaso la última línea de mi vida y vuelva oscuros los ojos que ya nada van a contemplar!
             ¡Quiera el mar librarme de este suplicio y recibir la ofrenda de un, todavía, vehemente amor!

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