cada
letra en su lugar debido,
cada
flor en su maceta nueva,
cada
botón en su acertado ojal.
Tengo
las ideas estructuradas,
ordenadas
las canciones por temas,
los
libros con primor encuadernados
y la
ropa doblada en un cajón.
Sé que
todo está en su sitio:
por eso
busco tu voz perturbadora,
tus
manos que mi cuarto desmonten,
tu
presencia que prenda una chispa
el caos
de tu enredada ilusión.
Tengo
un mundo organizado
sin
aspavientos ni desorden:
el
corazón planchado y perfumado,
y el
cuerpo henchido y aliviado.
Sé que
todo está en su sitio:
por
eso exalto el desconcierto sobrevenido,
me
someto a tus prometedoras huellas,
saboreo
tus limosnas expectante
y me
dejo llevar por el tormentoso cielo.
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