jueves, 17 de agosto de 2017

* Fue una noche de calor


Quizás fuera una noche de calor,
sin brisa ni respiros,
quizás fuera una noche de rencores,
de furia y reproches,
cuando de repente,
sin esperarlo,
el odio cruzó al otro lado,
traspasó la linea del sinsentido
y la embistió con besos y ganas de amarla.

Quizás sintió la carga de la noche calurosa,
desprovista de oxigeno y de luna,
quizás pensó que solo seria una noche más,
corta y difícil,
como todas las de aquel verano,
cuando de repente,
sin esperarlo,
el odio viró 180°,
transmutó en pasión arrebatadora
y la arrojó en sus fuertes brazos y en su boca.

Quizás sus noches habían sido todas pesadillas,
quizás recordaran la amargura y el desprecio,
pero, de repente,
sin esperarlo,
se encontraron sudando juntos,
asfixiados por una cama adulterada,
engañados por el sofocante estío,
y embaucados por las argucias del verano,
expiaron soledades indignadas.

Al amanecer
volvería el invierno.

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