Érase una vez una noche clara
llena de besos necesariamente casuales.
Érase una historia que no existía
repleta de capítulos sin acabar.
Érase un príncipe sin reino
lleno de encantos y riquezas.
Érase una princesa sin corona
repleta de fantasía e ilusión.
Érase un amor fingido
lleno de pasión y arrebato.
Érase un sueño dorado
repleto de realismo y verdad.
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