Dejaba
caer trozos de sol a su paso,
soltaba
refrescante lluvia,
agua
calmante para su sed
al
instante.
Desnudaba
su cuerpo con parsimonia,
aireaba
su intimidad,
alimento
saciante para su alma,
para
su pasión.
Revoloteaba
entre las piedras de su corazón
y
rompía sus argumentos
con
palabras vibrantes para sus oídos,
con
verdades escondidas.
Enamoraba
su boca y sus manos,
hilvanaba
sus angustias con susurros,
sus
temores con besos.
Invadía
su ser con certezas,
sus
vacilaciones con caricias
y
su desaliento con su alegría.
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