Si se
arrastraran por venas y arterias
escalando los huesos
desde la tibia a la clavícula,
recorriendo
los intestinos,
reptando entre
sus vellosidades y recovecos,
dejando
adheridos al interior los deshechos
nadie los
vería, y
solo asomarían
las sonrisas.
Si se quedaran
pegados a las suelas de las botas,
enganchados
por dentro de los bolsillos,
cosidos a las
costuras de las solapas,
enredados entre
gruesos mechones
o camuflados
con la propia sombra
nadie los
intuiría, y
sólo brotarían
las sonrisas.
Pero se cuelan
por rendijas y agujeros,
se abren paso
con furia entre los dedos,
se filtran por
los poros para hacerse notar
y la piel los
transpira,
los supura
como pus inevitable
queriendo
escupirlos, sudarlos, exorcizarlos,
quedando
expuestos al mundo,
a otros ojos
que los juzguen y analicen,
a otras vidas
que los aborrezcan y maltraten.
Si el dolor
permaneciera oculto,
el sinsentido
callado,
el desasosiego
dormido
el tormento
apaciguado,
…sólo
surgirían las sonrisas.
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