lunes, 8 de diciembre de 2014

* Silencio

       


     De repente todo ha quedado en silencio. El bullicio acosador ha cesado. Siento el vacío en el interior de mi cabeza. Oigo el silencio. Plantado en mitad de la calle observo a todos. Gesticulan. Sus aspavientos se han convertido en símbolos carentes de significado para mí. Pero, un momento, creo que soy capaz de percibir algo: unos latidos. Quizás no todo esté perdido. No sé qué ha pasado. Cuando el mundo alrededor empezó a subir de volumen, no pude soportarlo más. Las manos no fueron suficientemente gruesas para amortiguar lo que entraba hasta mis tímpanos, y entonces, escuché un último sonido, un “click”, y luego la vida circundante acabó para mí. Siguen los latidos. Resuenan a lo lejos. Cerraré los ojos. Buscaré el origen y con él llegará el entendimiento y el regreso. Aunque, ¿hacia dónde? ¿hacia qué? ¿Por qué estoy aquí tirado? ¿Qué es ese líquido caliente que noto escaparse de mi cuerpo? De nuevo los latidos, cada vez más lejos, cada vez más espaciados, cada vez más ajenos. Silencio. Silencio total.

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