Recientemente he tenido ocasión de leer la primera parte de una trilogía de moda sobre todo entre las mujeres, que ha tenido la fortuna de contar con una suerte de publicidad gratuita debido a un boca-oreja exacerbado. A mis manos llegó de casualidad y en principio no con mucho interés por leerlo, ya que conocía algunas críticas al respecto y ya me había forjado una opinión propia no muy positiva.
Pero para juzgar hay que conocer a fondo. Y me lo he leído.
Y mi decepción ha sido total nada más empezar la novela. Frases sencillas, por no decir simples, vocabulario de escasa riqueza, desarrollo nulo de la psicología de los personajes y escuetas descripciones de contextos, situaciones y lugares. Un libro perfecto, sin embargo, para utilizar creo yo, en el aprendizaje de la lectura rápida, ya que es posible, con sólo un vistazo por encima de sus párrafos, hacerse con el contenido. Soy consciente de que no todas las lecturas interesantes tienen que estar construidas con intensas y larguísimas oraciones subordinadas, ni repletas de vocablos tan rebuscados que se necesite estar acudiendo al diccionario constantemente, pero yo creo que siempre hay un punto medio que, obviamente, cada escritor maneja como mejor le parece.
La historia, tampoco me ha llamado la atención. Ni me ha sorprendido, ni creo que esté bien desarrollada, ni me parece siquiera realista, ya que hay algunos detalles que dan para una larga discusión acerca, por ejemplo, de si se llega tan rápido como se cuenta a unos niveles tan altos en las relaciones intimas así, nada más conocer a una persona y entablar con ella ciertas actividades. Con todo, yo siempre he pensado que lo importante no es tanto lo que cuentes sino cómo lo cuentes, y que un tema muy manido puede sorprender si el autor acierta en el modo de transmitirlo. Algo que no creo haya sucedido en el caso que nos ocupa.
Pero más allá de lo que yo, que no tengo ningún asiento en la Real Academia ni cátedra en ninguna disciplina intelectual, tenga que decir sobre una novela, sobre su estructura sintáctica o sobre lo que cuenta, lo que verdaderamente me sorprende es la repercusión que ha tenido y sigue teniendo. Cuestión ésta que además de indignarme a nivel muy personal, me hace pensar ¿qué les pasa a las mujeres de mi generación? ¿No habían leído antes nada? ¿No habían leído antes nada de literatura erótica? Algo de calidad, quiero decir. ¿Es posible que solamente por el mero hecho de tratar de lo que trata, en pleno siglo XXI, tenga éxito, independientemente de su valor lingüístico real?
No sé. El libro de los gustos, por supuesto, está en blanco; pero es una pena que alguno más que otro no se haya quedado también en blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Cuéntame qué te ha parecido!