Nació.
Un
alma que cayó en el cuerpo equivocado,
que llegó por error de cálculo,
que existió porque no se conocía su futuro.
Un
cuerpo que se alimentó siempre de los demás,
que creció porque nadie pudo
impedirlo.
Un
ser, que día a día se transformaba sin ser visto.
Se
perdió.
Un
alma que se retorcía por momentos en el mal,
que conseguía satisfacción con lo
paranoico,
que calculaba al detalle sus
crímenes.
Un
cuerpo que se enredaba en el placer y el
deseo,
que dominaba la situación que se propusiera.
Un
ser que había sobrepasado los límites de la razón.
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