El verano
aplasta el deseo,
el deseo de
hablar,
el de caminar,
el de salir,
el de comer,
el de
trabajar,
el deseo de
quererte con fuerza,
de amarte todo
el día.
El verano
aplasta las ganas,
las ganas de
dormir,
las de
escribir,
las de bailar,
las de pasear,
las de
atender,
las ganas de
abrazarte sin excusas,
de besarte por
minutos.
Pero el verano
pasa pronto,
y pronto
llegará el otoño,
y seguiré
recogiendo todas las hojas
que caigan de
tu boca,
y empapándome
con la lluvia
que derramen
tus ojos
esperando que
llegue el invierno
para aliviar
el frío de tus manos
y apoderarme
del calor de tu amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Cuéntame qué te ha parecido!