¡Oh, señor,
escucha mi voz!
Ante ti hoy
vengo a llorar.
Te oigo gemir
y siento tu
ira.
¿Oh Señor, que
será de mí?
Cuántas veces
te dije que no
y en la duda
quise volver.
En mi alegría
te abandoné
y al verme así
acudo hasta
ti.
Día tras día, me voy apartando
y me pierdo en la oscuridad.
Se anega mi alma, me ahoga la pena,
solo en el mundo, no sé qué hacer.
Cuento todos
los fallos que tengo.
Cada vez lo
hago peor.
Entre tú y yo
se abre un vacío.
No volverá a
cerrarse jamás.
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