jueves, 26 de enero de 2017

* Por todo eso


   Por esas tardes de paseos
cocinando los primeros besos,
cuando las poesías sólo eran tu nombre,
cuando los lamentos sólo eran tu falta.

   Porque la inocencia no dejaba hueco libre
y todo lo que teníamos eran palabras.
¡Qué alegría las risas interminables!
¡Qué alegría las manos entrelazadas!

   Doy las gracias por el torrente de sentimientos,
por el brotar de mi vida tras la tuya,
por el amor inexistente,
por las lágrimas reales,
por la amistad confundida.

   Por esas noches traspasando lo prohibido,
inventando las primeras caricias,
cuando sólo tu boca era mi fuente,
cuando sólo tus ansias mi angustia.

   Doy las gracias a la nostalgia y los recuerdos,
a los sueños huidizos y a la memoria,
por tu vida en la mía,
por la juventud pasada.

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