Cogeré sólo un hilo
para tirar del corazón,
y estirando, estirando,
haré un ovillo infinito.
Nunca habrá una gran madeja,
ni un carrete muy engrosado,
sólo existirá el principio,
una punta sin sentido,
un cordel a nada atado,
un delgado cable largo,
una cuerda sin su cabo.
En hebras se irá deshaciendo
igual que al dar comienzo;
y en tramas de escasas fibras
se verá un estambre aburrido.
¡Qué pena de hilván torcido
con ansias de lana angorina!
Un filamento trabado,
una veta de un tesoro
que se quedó en gusanillo.
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