todos los que
quedaron pegados,
rasparlos
suavecitos de la piel
y ponerlos ordenados
en conserva.
Mantendré la
humedad y el calor
toda la
temporada de estío
y en invierno
cuando haga frío
los volveré a
utilizar.
Con cariño los
iré guardando
en múltiples
tarros acumulando
que no puedan
perder su esencia
y queden como
el primer día.
Me haré una
despensa gigante
con besos de
muchos tamaños
de los que
pueda disponer todo el año
y nunca me
quede sin ellos.
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