Un
segundo:
la
fuerza de una mirada
construye
recuerdos.
Un
momento:
casuales
encuentros
reviven
el pasado.
Un
instante:
el
peso del mundo
aplasta
nuestras vidas.
Un
sentimiento:
fugado
de la cárcel
de
nuestras almas.
Un
rencor:
se
plantean cuestiones
que
nadie soluciona.
Un
desierto:
el
oasis sólo es
lejana
y vana esperanza.
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