lunes, 30 de enero de 2012

SOBRE LO QUE VENDRÁ...


Si los sueños buenos, los divertidos y positivos pudieran, al igual que los recuerdos, almacenarse enteros en algún rincón del cerebro, los míos con algunos momentos de mi vida, lo llenarían por completo. Supongo, por otro lado, que como los de casi todo el mundo. Pero no. Los sueños se olvidan, y cuando quieres revivirlos es difícil hacerlo sin perder muchos detalles. Puedes acordarte de algunas escenas, como si fueran trozos de esas películas que ves adormilada en el sofá, ya cansada, por las noches.
A veces, se dejan incluso contar, manteniendo un sentido y una lógica en las historias, que otras tantas veces sin embargo, es imposible conseguir cuando intentas explicar a otros cómo era aquello con lo que soñaste.
Sin embargo, cuando un buen sueño se va transformando en el transcurso de la noche en una pesadilla que te atormenta y te amenaza con hacerte sufrir, no tiene sentido obligar a tu cuerpo a permanecer tumbado, ni dormido en ese limbo de ansiedades, y él mismo se termina rebelando y despertando bruscamente para no seguir provocándose esa angustia. E incluso, hay ocasiones en las que amanecer llorando es lo más gratificante que te puede suceder porque significa que, por fin, ese sueño terminó.
Porque por fortuna, los sueños no predicen el futuro. Ni tan siquiera respetan el pasado.
 No recrean en nuestras cabezas en mitad del letargo, esas escenas de nuestra vida tal y como fueron. Tampoco dibujan la ilusión de lo que anhelas tal y como lo deseas despierta. Pero siempre componen algo interesante: escenografías de la vida, trozos de un puzzle. Y como en las buenas series de misterio siempre nos dejan pistas de lo que deambula por nuestra cabeza. Son sólo retales oníricos de la vida propia, de la que ves vivir a los demás, de la que has leído, de la que anhelas, o incluso, de la que odias.
Pero yo quiero seguir soñando. Y quiero seguir recreando mis sueños. Sentir que tengo algún tipo de poder sobre ellos y que, aún despierta, soy capaz de proporcionarles un sitio donde existir y crecer libremente: mis relatos.

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