domingo, 11 de agosto de 2019

* Sentir la noche


       Me gusta sentir la noche
en la cara, porque huele a ti,
cuando el viento pega dulce
y la piel se abre.
El cielo es ligero y profundo
e inmenso, y todos los ruidos
se amortiguan bajo él.
Todo son equívocos y confusiones
porque todo pierde sentido
y cada cosa cobra valor.

Me gusta sentir la noche
y pasear una y mil veces
por las mismas calles
junto al aire que te acaricia
y te engaña.
Una noche que emborracha
de oscuridad y movimiento,
que te esconde
de la razón y la moral
y te sale al paso con mentiras
de miel y azúcar.

Me gusta sentir la noche
y saborearla, probar
cada trozo de luna,
tocar la relatividad de lo cotidiano
y quedármelo.
Huele a besos, sabe a música,
no pide, no pregunta, no investiga,
se hace indiferente a lo diurno
y esquiva a la luz.

Me gusta sentir la noche en la boca
porque tiene el gusto de tus ojos
y la tranquilidad de tus manos.

        Cierra los ojos: ¿ves?

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