martes, 18 de diciembre de 2018

*La mañana en la playa



   Cuando la brisa agita los toldos de los balcones
y las sombras se alargan al infinito
porque el sol todavía no ha querido subir;
cuando las pisadas en la arena se mantienen vírgenes
y el silencio empieza a solaparse con el trabajo,
la punta de mis dedos roza suave tu orilla.

   Mientras la actividad se apodera de las calles
y los que van de vuelta reniegan de la luz,
el día decide despertar engañando con diferencias.

   Mientras el agua sacia la sed de aceras estivales
y se reponen de experiencias los estantes del mundo,
tu azul sereno embriaga mis pulmones.

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