jueves, 5 de julio de 2018

* Deleitándose



  Lo siente acercarse despacio.
Ve el momento codiciado que,
como una gran ola inminente,
coge fuerza desde el fondo y crece,
que emerge desde el horizonte
para reventar en sus pies,
en la orilla.

   No quiere disfrutarlo aún,
necesita pausar cada instante,
recrearse en la llegada, gota a gota,
dosificar la emoción tanto tiempo contenida
paladeando cada gramo de sal,
inhalando despacio el aroma de lo deseado.

   Y espera. Sonríe.
Mira a la lejanía, cierra los ojos
y lo percibe claramente: va a llegar.
Pero aún no está preparado,
aún puede deleitarse un poco más,
demorar más el regocijo de alcanzar la meta.

   Hasta que la furia incontenible del deseo se desata,
y arrasa sin preguntar, sin aguardar,
sin dar lugar a medidas, ni a contar los pasos.
El tornado lo traga, lo engulle enérgico
mientras él se deja arrastrar
envuelto en dicha y embriaguez
en serenidad y sosiego …
…y comienza la pasión.

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