Agazapado,
esperando la noche para entrar
sin llamar,
acechando mi cansancio para
deslizarte insinuante,
atacas la debilidad de los
recuerdos
y magnificas la insignificancia
de tu nombre.
Escondido
en lo recóndito de mi interior,
desatas un éxtasis inexistente,
enciendes luces que nunca fueron,
y agitas banderas que no
enarbolé.
¡Vuelve,
vuelve al sueño que tornaste
pesadilla,
al mundo incierto que yo no
imaginé!
¡Vete,
vete a otra nada y a otra vigilia!
¡Sal,
sal de esta almohada!
¡Aléjate de aquí!
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