miércoles, 22 de abril de 2015

* Aislada



  Se ha encerrado en el centro del planeta,
escondida entre magma y lava,
aislada en la soledad del último ser humano.
Pretende escuchar pensamientos,
hilar palabras y frases con cadencia,
ritmo y armonía.

Pero el eco del mundo resuena,
rebota y alcanza el interior.
Llegan los gritos, los cantos,
los discursos, los rezos,
las riñas, las risas,
la vida.

Y los sentimientos se dispersan.
Huyen las historias, los mensajes;
escapan los vocablos y los dichos,
los adjetivos y los verbos.
Y se deshacen las ideas,
las intenciones se evaporan.

Hay que llegar más lejos,
internarse más,
hundirse más,
recluirse en galaxias ajenas,
en constelaciones vírgenes.

La única solución será apartarse,
fugarse, escabullirse,
o quizás diluirse,
disolverse entre los materiales
y transformarse.
Desintegrarse y dejarse arrastrar.

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